Egipto, liberado de la dictadura, se encendió ahora con un aluvión de huelgas y marchas sindicales alimentadas en unas condiciones laborales y de ingresos históricamente postergadas, que amenaza con una nueva etapa de grave agitación en este país.
Las protestas involucran todo el arco laboral, desde servicios públicos, sanidad, bancarios, del Canal de Suez y hasta policías.
Ayer la junta militar que gobierna Egipto sin Constitución ni Parlamento desde el golpe que derrocó el viernes al dictador Hosni Mubarak, advirtió que no se tolerarán las nuevas protestas y demandó a la gente regresar a sus trabajos.
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