Serios incidentes que causaron ocho heridos estallaron ayer en Génova y Nápoles tras anunciarse el cierre de dos astilleros y la reducción de las actividades de un tercero, que pertenecen a la compañía estatal Fincantieri.
El gobierno anunció que había convocado a las partes para el 3 de junio, mientras que el sindicato metalmecánico denunció que 2.550 obreros y empleados de los astilleros navales del Estado se quedarán sin trabajo y otros tantos de empresas subsidiarias podrían también quedarse sin empleo.
La rabia salió a la calle ante el anuncio de Fincantieri y grupos de obreros atacaron la prefectura de Génova y el municipio de Castellamare de Stabbia, en Nápoles, donde se encuentran los astilleros.
La compañía dijo que está abierta a negociaciones pero que las “dolorosas medidas” fueron adoptadas ante la crisis en la industria naval, sobre todo en el área de las grandes naves de crucero, una especialidad de los italianos.
Las órdenes de construcción han caído en un año de seis a dos de estos “rascacielos del mar”. También en otros tipos de barcos.
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