Cuotas parecidas de ignorancia y desprecio le dedicó ayer la acorralada dirigencia de lo que queda del régimen kadafista al enérgico ultimátum lanzado por los rebeldes para que rindan de una vez y antes del sábado la ciudad de Sirte.
Los jerarcas revolucionarios reaccionaron doblando la apuesta al sostener que reservaban el derecho de matar al dictador Muammar Kadafi cuando lo encuentren, algo que consideran inminente.
En Trípoli se alzaban de hombros ante las novedades que se consideraban previsibles. Uno de los choferes que suele transportar a este enviado, un universitario muy informado y de estilo moderado, Muhammed, me dijo en la Plaza Verde que “serán dos o tres días de combate y todo eso va a caer, nadie quiere morir sin motivo”.
Musa Ibrahim, el vocero más persistente de Kadafi, se comunicó desde la clandestinidad con las oficinas de la agencia Associated Press en Nueva York para rechazar en toda la línea la intimación rebelde.
Fuente clarín.com.ar
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