“Dos hermanitos en puros harapos, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas de la calle que rodea la colina.
Estaban hambrientos: “vayan a trabajar y no molesten”, se oía detrás de la puerta; “aquí no hay nada, pordioseros…”, decía otro…Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños…”reflexion 28-01-2013
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