La muerte de Alfonso Cano a manos del ejército es un golpe durísimo contra el antiguo grupo irregular. El jefe guerrillero recibió tres balazos de fusil.
Lo ubicaron con informantes dentro del grupo. El gobierno llamó a las FARC a desmovilizarse.
Tres tiros de fusil en el cuello, la ingle y la cadera acabaron con la vida del comandante de las guerrillas de las FARC, Alfonso Cano.
Esta figura intelectual, que tomó el lugar del legendario Manuel Marulanda “Tirofijo”, muerto por un ataque cardíaco en 2008 en la selva, condujo la guerrilla en su etapa de mayor decadencia.
El presidente Juan Manuel Santos, quien viajó a la zona de Popayán, unos 600 kilómetros al sudoeste de Bogotá en cercanías de donde se produjo el enfrentamiento, presionó en caliente a la guerrilla llamando a que dejen las armas.
Santos calificó la muerte de Cano, quien cayó junto a una mujer que sería su compañera, como el “mayor golpe contra la guerrilla en sus 50 años de existencia”.
Y reveló que para la operación bautizada Odiseo contaron con colaboradores dentro mismo de las FARC.
Fuente clarín.com.ar
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