Lo que iba a ser a puertas cerradas, finalmente se hizo a la vista del público en el Barrio Centenario. Los hinchas lograron que les abrieran las puertas del estadio y ocuparon las tribunas para seguir los pasos de los futbolistas en una práctica liviana, donde el Checho mostró nada de lo que quizás quería esconder.
Luego del ingreso de unos primeros 700 curiosos, las puertas se cerraron y parecía que ya no iban a entrar más.
Pero tras la insistencia de unos miles que quedaron afuera, la orden llegó y las rejas se abrieron para que pudieran ingresar todos, que llegaron a ser más de cuatro mil.
Esa multitud ovacionó a los jugadores, en una inyección anímica de cara al partido de mañana, y algunos afortunados hasta pudieron llevarse de regalo las pecheras de algunos jugadores, como fue el caso de Nicolás Pareja. Sin dudas, una práctica inolvidable para los santafesinos.
Fuente clarín.com.ar
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