“Hace muchos años, cuando era psicólogo muy joven, trabajé en algunos geriátricos. (…) Muchos de ustedes trabajarán o habrán trabajado en alguna institución, y sabrán que lo que tiene que hacer todo el que trabaja en un establecimiento al ingresar es ir a la cocina, porque la cocinera es la que está al tanto de todo lo que pasa. Más que los médicos incluso.
Llegué, entonces, una mañana, me dirigí a la cocina y, como era habitual, le pregunté a la cocinera.- ¿Y, Betty, alguna novedad? -Sí, doctor- me llamó así aunque soy licenciado-. ¿Ya vio a la vieja atorranta?…”
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