“Hace unos años, yo estaba de pie observando a mis estudiantes de la universidad mientras entraban al salón para nuestra primera sesión de Teología de la Fe. Ese fue el primer día que vi a Tommy. Mis ojos y mi mente parpadearon. Tommy estaba peinando su larga cabellera rubia, que caía por debajo de sus hombros. Era la primera vez que veía a un joven con una cabellera tan larga. Me imagino que era lo que estaba de moda en ese tiempo.
Yo sé que no es lo que está sobre la cabeza lo que cuenta, sino lo que está adentro; pero como ese día no estaba preparado para ello, mis emociones se alteraron y de inmediato catalogué a Tommy bajo la “E” de extraño… muy extraño. Tommy resultó ser el “ateo de la clase” en mi curso de Teología de la Fe.”13-03-2013 refleccion