Cerca de 700 hombres armados como para ir a la guerra, con 14 tanques y carros blindados irrumpieron a las siete de la mañana por las pequeñas calles de la favela Mangueira, una de las más grandes y tradicionales de Río de Janeiro.
A pesar de los enfrentamientos que se esperaban, en poco menos de cinco horas y sin disparos, las fuerzas de seguridad instalaron una base militar en ese lugar.
Los grupos narcos que hasta entonces dominaban los destinos del barrio, avisados desde hace una semana del operativo, dejaron el morro antes de que el desembarco policial comenzara.
Los primeros carros entraron a la favela mientras helicópteros de la Fuerza Aérea sobrevolaban el lugar, para cubrir el ingreso de soldados y policías.
Una hora y media más tarde, dos de los vehículos habían alcanzado el punto más alto de la favela, ante la mirada de los habitantes, que seguían sus movimientos desde sus ventanas.
Fuente clarín.com.ar
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